viernes, 3 de febrero de 2012

EN SEVILLA HAY QUE MORIR

Hoy arranca en la vecina Sevilla el trigesimo octavo Congreso Federal del PSOE, del que saldrá el nuevo secretario general que lidere el futuro de los socialistas. Tan solo dos candidatos optan a tan preciado cargo, y para desgracia del socialismo, ninguno de los dos parece que tenga la capacidad para darle al partido lo que necesita como el comer, la regeneración ideológica y la refundación como fuerza política después de más de siglo y cuarto de existencia. Del partido que fundó Pablo Iglesias en 1879 no queda casi nada. Y menos aún va a quedar de él, pues gane quien gane el domingo, asistiremos a una resignada corriente continuista que no les dejará otra alternativa que seguir varados en un siniestro mas de lo mismo. En 2000 eligieron y mal la opción que encarnaba un joven y poco conocido Rodriguez Zapatero, que presentó su candidatura bajo el disfraz de una piel de cordero prometedora de savia nueva redentora y que, a día de hoy, tras once años de inexorable degeneración ideologica acometida por culpa de su singular visión de cómo debe ejercerse el liderazgo político, ha dejado la formación del puño y la rosa hecha unos zorros.
Ferraz es una ruina y su restauración será encargada a Rubalcaba o a Chacón, y ninguno de los dos, estará por la labor. Por qué? Pues porque ambos tienen demasiado pasado a sus espaldas, sobre todo Rubalcaba, uno de los muñidores del oscuro tardofelipismo que tantas tardes de penas y bochornos brindó a la militancia socialista, y al sufrido pueblo español que nunca apoyó en las urnas tan infames gobiernos. En contra de Alfredo también juega tener el dudoso honor de ser el candidato socialista a unas generales que cosechó el peor resultado de la historia del partido. Mal lo lleva el Doctor en Químicas por la Complutense de Madrid. Pasemos a la Chacón.
De ella ha dicho Rodríguez Ibarra que "es Zapatero con falda". No va muy desencaminada la verborrea del otrora líder de los socialistas extremeños, que como todo el mundo sabe, jamás tuvo al Mentiroso Compulsivo de León, entre los santos de su devoción. Doña Carme tampoco se puede quejar en lo que a acumulación de méritos se refiere para almidonar su candidatura. Heredera del zapaterismo que ha dejado España al borde de la quiebra, y como Alfredo, cómplice hasta las ultimas horas de vida del peor gobierno de la democracia española. Y por si fuera poco, en su debe arrastra el handicap de ser militante del Partido Socialista de Cataluña, que en la práctica no es más que otra fuerza nacionalista catalana, con lo mucho que esto incomoda a la gran mayoría de federaciones socialistas.
Si estos señores tuvieran un poco de vergüenza y algo de sentido de Estado, el PSOE que hoy conocemos y que hemos padecido durante casi ochos para desgracia nacional, debería morir este fin de semana en Sevilla, para volver a nacer con renovadas fuerzas. Que escuchen la bonita sevillana bien escrita y mejor cantada por los Amigos de Gines, que arranca con la frase que titula este artículo. Y que no les de reparos si todavía la primavera no ha convertido Sevilla en rosa de puro carmín.

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