viernes, 26 de abril de 2013

EL PRECIO DE LA CRISIS

Los que aún conservamos un puesto de trabajo, tenemos que agradecer cada día a la Diosa Fortuna que nos siga sonriendo. Todas las portadas de los periódicos aparecen hoy tintadas con una cifra que jamás se había conocido en el mercado laboral español, y que supone la mayor vergüenza de un país que camina con paso firme hacia una tasa de desempleo del 30%. Con estos datos que ponen la piel de gallina al mas pintado, no debería sorprender a nadie si Fátima Báñez no llega a comerse el turrón como ministra de Trabajo. Transcurrido un año desde su aprobación, pocos son los que siguen confiando en que la reforma laboral será capaz, no solo de frenar la imparable destrucción de empleo, sino de revertir la situación y lograr que el paro inicie su deseado descenso. Para crear empleo, tenemos que crecer por encima del 2%, como mínimo, y eso es algo que es poco probable que ocurra en España en los próximos tres años, me atrevería a decir. Por lo tanto, alcanzar e incluso sobrepasar los siete millones de parados sería una tragedia económica que entraría dentro de lo posible. 
Y ante este desolador escenario, me pregunto, hasta cuándo van a seguir los grandes partidos políticos sin entenderse en una materia como el empleo, que a día de hoy, demanda con urgencia un gran pacto de Estado? Cuantos hogares más, y ya son casi dos millones, deben tener a todos sus miembros en edad laboral, demandando empleo? Cuantos jóvenes más tienen que seguir sin encontrar empleo, y aburridos de perder el  tiempo en las interminables colas del INEM, no les queda otra que decidir hacer las maletas para emigrar a otros mercados laborales como única salida para poder desarrollar una carrera profesional, inviable en su país de origen? Esta generación perdida, son los nietos de aquellos que tuvieron que huir de España, unos porque no soportaban más las dentelladas del hambre, otros porque tenían que salvar el pellejo por su ideología política. Por desgracia, la clase política ha recuperado su peor versión cainita, esa que no se daba desde los lejanos tiempos de la II Republica, de tan infausto recuerdo. Cómo se echa en falta la generosidad y el sentido de Estado de aquellos políticos que protagonizaron la Transición, y que no dudaron en situar el interés general de los españoles como la primera de sus prioridades. Salir de la crisis saldremos, que a nadie le quepa duda. Pero de seguir así, me temo que la sociedad española va a tener que pagar un precio demasiado elevado. Tanto que considero que la salida de la crisis no debería pagarse a cualquier precio. Demasiados platos rotos hemos pagado ya los que no tenemos culpa del estropicio que otros han provocado en la economía española, algunos de los cuales les ha salido hasta gratis.

viernes, 19 de abril de 2013

SE ME ENAMORA EL ALMA

Érase una vez una tonadillera nacida en Sevilla que quiso hacer de Marbella su mina de oro particular, habida cuenta de cómo prosperaban todos aquellos que se movían en los círculos más íntimos del poder político local. Para lo cual decidió que la mejor estrategia para alcanzar su objetivo, era enamorar al alcalde de la localidad que por aquel entonces comandaba el saqueo de las arcas del ayuntamiento marbellí, un individuo que gustaba colocarse el cinturón por encima del ombligo, y que llegó al bastón de mando de la ciudad siendo camarero de profesión. En aquella época, el primer édil estaba felizmente casado con su señora esposa, quien no se percató de las oscuras intenciones de la cantante cuando ésta aceptó ser la imagen de la Ciudad de Marbella, como tampoco le dio por preguntarse sobre la procedencia de enormes bolsas de basura llenas de billetes de euro que su marido invitaba a pasar la noche en el calor del hogar.  Dios los cría y ellos se juntan, y fruto de esa juntera que dio lugar a años de conducta delictiva, los enamorados que antaño se juraron amor eterno hasta que la justicia los separase, como se veía venir, hoy han sido juzgados y condenados a pena de prisión con su correspondiente multa económica por el dinero esquilmado al erario público. Los dos exconyuges darán con sus huesos en la cárcel, no así la otrora Viuda de España, quién por un día se ha librado de pasar a la sombra una buena temporada, ya que la sentencia del Caso Blanqueo dictada el pasado lunes, sólo le impone una pena de veinticuatro meses justos, ni un sólo instante más, lo cual unido a la falta de antecedentes de la intérprete, hace que la sevillana respire aliviada al saber que no tendrá que purgar su delito en una celda. La Justicia ha dictado sentencia y es nuestro deber respetarla y acatarla. Lo de compartirla o no, allá cada cual con la opinión que quiera tener al respecto. 
Y al hablar de respeto, me resulta indignante comprobar cómo en pleno siglo XXI, una persona que sale de un juzgado tras ser condenada, pueda ser linchada por determinadas personas que la aguardaban a la salida, y que llegaron a poner en riesgo la integridad física de la condenada, cuando intentaba acceder a su vehículo, ayudada por su abogada. En el caso de un delito de sangre, esta reacción popular podría ser comprensible, pero que sepamos esta señora, a día de hoy, no ha matado a nadie. Tampoco puedo entender la actuación de la Guardía Civil y de la Policia Nacional allí presentes, que tenían que haber previsto lo que lamentablemente ocurrió y que no tomaron las medidas de seguridad necesarias que hubieran evitado este linchamiento público, más propio de la Edad Media que del Tercer Milenio en el que nos encontramos inmersos. Los mismos dientes que tan orgullosa luciera cuando se las prometía tan felices paseando agarrada del brazo de su enamorado alcalde por las calles de Marbella, para burla y mofa de los periodistas del corazón que no les dejaban ni a sol ni a sombra, fueron los mismos que aparecieron en las imágenes que todas las cadenas de televisión emitieron como testimonio gráfico de tan infame espectáculo, obligados esta vez a ser lucidos en una mueca de dolor provocada por el acoso al que fue sometida por esa turba justiciera que no dudó en aplicarle su particular castigo. Después de lo ocurrido, todavía habrá alguien que crea que a la Pantoja se le pudo enamorar el alma...



viernes, 12 de abril de 2013

EL LIBERTINAJE DE LOS ESCRACHES

En nuestra joven democracia, todo ciudadano tiene derecho a manifestarse y a ejercer ese derecho de manera libre, sin que esa libertad de ejercicio sea coartada por nadie. Como también todo ciudadano tiene derecho a la intimidad personal y familiar, y a que se respete la privacidad de sus hogares. 
Pero cuando unos manifestantes llevan sus protestas hasta la misma puerta de un domicilio, entonces ya no podemos decir que esos ciudadanos están actuando en libertad, porque están impidiendo que las personas que habitan ese hogar puedan por ejemplo, salir de su casa si les apetece o lo necesitan, al verse intimidados por la extrema cercanía con la que se realiza la protesta. Luego ya no se puede hablar de libertad, de lo que tenemos que hablar es de libertinaje. 
Tu libertad termina donde empieza la libertad del resto, y este principio básico que rige toda convivencia, en las últimas semanas está siendo violado por determinados miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que con este tipo de comportamiento, lo que hacen es desacreditar su loable lucha para detener la sangría de desahucios que han dejado y están dejando a miles de familias sin un techo en el que poder cobijarse , basándose en la defensa del derecho de todo ciudadano a una vivienda digna. 
Estos escraches que no tienen nada de pacíficos, perpetrados frente a los domicilios de determinados miembros del gobierno popular, no son más que una medida de presión para que el ejecutivo de Rajoy se ponga las pilas y apruebe cuanto antes la propuesta de ley que llevaron al Congreso para la dación en pago, que recordemos, fue aceptada para su estudio. Ciertamente, considero que estas acciones radicales de los escraches en poco van a ayudar a encontrar una solución al drama de los desahucios, y que solo sirve para enrarecer aún más si cabe el crispado clima político que vivimos en este país, donde la afrenta se ha vuelto costumbre, y la disposición por encontrar sendas de diálogo que lleven al consenso, cuesta cada vez más que aparezca entre las distintas fuerzas políticas. El libertinaje de los escraches no beneficia ni a quienes los practican. Y si siguen en sus trece, que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tomen las medidas oportunas para,  por lo menos, alejarlos a una distancia prudencial de los hogares para que no supongan una amenaza para las familias de los miembros del gobierno, y así, derecho a manifestarse, y derecho a la intimidad pueden convivir en paz y armonía, al ser ejercidos en plena libertad.