viernes, 12 de abril de 2013

EL LIBERTINAJE DE LOS ESCRACHES

En nuestra joven democracia, todo ciudadano tiene derecho a manifestarse y a ejercer ese derecho de manera libre, sin que esa libertad de ejercicio sea coartada por nadie. Como también todo ciudadano tiene derecho a la intimidad personal y familiar, y a que se respete la privacidad de sus hogares. 
Pero cuando unos manifestantes llevan sus protestas hasta la misma puerta de un domicilio, entonces ya no podemos decir que esos ciudadanos están actuando en libertad, porque están impidiendo que las personas que habitan ese hogar puedan por ejemplo, salir de su casa si les apetece o lo necesitan, al verse intimidados por la extrema cercanía con la que se realiza la protesta. Luego ya no se puede hablar de libertad, de lo que tenemos que hablar es de libertinaje. 
Tu libertad termina donde empieza la libertad del resto, y este principio básico que rige toda convivencia, en las últimas semanas está siendo violado por determinados miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que con este tipo de comportamiento, lo que hacen es desacreditar su loable lucha para detener la sangría de desahucios que han dejado y están dejando a miles de familias sin un techo en el que poder cobijarse , basándose en la defensa del derecho de todo ciudadano a una vivienda digna. 
Estos escraches que no tienen nada de pacíficos, perpetrados frente a los domicilios de determinados miembros del gobierno popular, no son más que una medida de presión para que el ejecutivo de Rajoy se ponga las pilas y apruebe cuanto antes la propuesta de ley que llevaron al Congreso para la dación en pago, que recordemos, fue aceptada para su estudio. Ciertamente, considero que estas acciones radicales de los escraches en poco van a ayudar a encontrar una solución al drama de los desahucios, y que solo sirve para enrarecer aún más si cabe el crispado clima político que vivimos en este país, donde la afrenta se ha vuelto costumbre, y la disposición por encontrar sendas de diálogo que lleven al consenso, cuesta cada vez más que aparezca entre las distintas fuerzas políticas. El libertinaje de los escraches no beneficia ni a quienes los practican. Y si siguen en sus trece, que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tomen las medidas oportunas para,  por lo menos, alejarlos a una distancia prudencial de los hogares para que no supongan una amenaza para las familias de los miembros del gobierno, y así, derecho a manifestarse, y derecho a la intimidad pueden convivir en paz y armonía, al ser ejercidos en plena libertad.



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