DE REPENTE, EL OTOÑO

El otoño se nos ha presentado a bocajarro. La subida del IVA, que hace que bajemos un peldaño más hacia el sótano de la pobreza, la vuelta al cole en los centros de enseñanza pública andaluces, con unas aulas donde los alumnos crecen y los maestros menguan, el desafio secesionista del nacionalismo catalán, amparado por la deriva federalista de los socialistas catalanes, con el beneplácito de un Rubalcaba que no sabe lo que hacer para recortarle distancia a Rajoy, y por último, por si no teniamos bastante, Oliver Wyman nos ha desvelado el verdadero diámetro que tiene el agujero de la solvencia bancaria. Una vez conocida la necesidad de capital de la banca, ya no quedan excusas para pedir socorro a Bruselas. Sabemos cuánto tenemos que pedir, casi 54.000 millones de euros, ahora bien, sabemos cuándo lo solicitará el gobierno?.

No cabe duda de que cuanto antes lo haga mejor, porque no solo se conseguiría asegurar la solvencia bancaria, sino que repararíamos la deteriorada confianza de los inversores en la economía española, lo cual sin duda ayudaría a rebajar el diferencial con el bono alemán, para alivio de las arcas del Estado. La prima de riesgo no puede seguir disparada, porque eso significa más madera para el horno de los recortes al vernos obligados a pagar unos altísimos intereses por la deuda. En los Presupuestos para el año que viene que nos presentaron el jueves Montoro y De Guindos, ante la atenta mirada de la Vice Soraya, solo en intereses de la deuda, el Estado tendrá que abonar cerca de 39.000 millones de euros, un 33% más que en 2012. Una auténtica ruina. Si seguimos así, no van a quedar ramas que podar. El cumplimiento de los objetivos de déficit ocupa el primer lugar en el ranking de prioridades del  ejecutivo, es algo irrenunciable , porque si no cerramos el año en el 6,3%, los españoles podemos prepararnos para un 2013 en el que puede que sea más fácil morir de asfixia que de hambre.

Sin embargo, a la vuelta de la esquina política, hay una fecha marcada en rojo en el calendario. Vascos y gallegos están llamados a ejercer su derecho a sufragio el próximo domingo 21 de octubre, festividad, entre otros, de San Bertoldo de Parma, monje benedictino cuyo nombre significa ilustre, brillante. Conquistar Ajuria Enea siempre fue una utopía, pero Galicia amigos, es harina de otro costal. En Génova, los comicios por la Xunta tienen vital importancia, perder el poder en Galicia sería un serio varapalo para el PP., una pérdida que no puede acontecer de ninguna de las maneras, y que podría ser el principio del fin del poder popular, si bien los socialistas, y mucho menos los gallegos de la Pokemon, no están precisamente  sobrados de pelayos para iniciar la reconquista. Hará honor el ilustre Mariano a su brillante sentido de Estado y pedirá el rescate de la banca antes de las elecciones gallegas? El tiempo dirá.  

MUEREN LAS HOJAS

Caducas mueren las hojas,
tejiendo el ocre manto,
que abrigará la cruda travesía,
de lamentos y quebrantos.

Sombras de famélicos semblantes,
vagan presas del rugido implacable,
de unos estómagos que alertan,
de la amenaza del hambre.

Arrastran abnegada la mirada,
discurriendo a duras penas el paso,
y las manos se aferran a un rezo,
haciendo más liviano el tránsito.

Obligados los cuartos a menguar,
se duplican los llantos,
haciendo que la angustia crezca,
por un futuro cuajado de espanto.

De protesta se visten las calles,
pueblo harto de tanto cargar,
con una cruz de la que otros,
no quieren ni siquiera hablar.

Arriba el otoño caliente,
y su calor nos aclarará al instante,
si habremos de morir en el invierno,
de asfixia o de hambre.











 

 

MAS ES MENOS

El nacionalismo siempre me ha parecido un complejo de inferioridad como otro cualquiera. Y el catalanismo no iba a ser una excepción, como no podía ser de otra forma. Ayer los catalanes celebraron La Diada, el Día de Cataluña, jornada festiva que muchos aprovecharon para reivindicar, una vez más y con mayor ahínco y ardor que nunca según las informaciones que recogen los principales medios de comunicación, la independencia de Cataluña del Estado español que la tiene cautiva a su pesar desde que el primer catalanista tuvo uso de razón. Casi nadie mencionó el pacto fiscal al que el molt honorable president Mas quiere llegar con Madrid, la inmensa mayoria de los manifestantes que abarrotaron las principales arterias de la Ciudad Condal tenian en la palabra independencia a la protagonista de sus proclamas, al son que marcaban los agites de millares de esteladas.
Este clamor popular debe ser valorado en su justa medida. En tiempos de crisis, nunca conocidos como los que nos ha tocado vivir, y con un presidente del gobierno muy tocado en su imagen debido a las impopulares decisiones que viene tomando desde el inicio de su mandato hace tan solo ocho meses, era de esperar que los nacionalistas catalanes aprovechasen la jornada para lanzarle un órdago al gobierno central. Lo que unido a los problemas de deficit y deuda que arrastra la Generalitat, una de las primeras en solicitar ayuda al fondo de liquidez, pintaban la ocasión calva para utilizar La Diada como arma arrojadiza contra el ejecutivo de Rajoy. Por otra parte, órdago que tiene mucho de cortina de humo para desviar la atención de la opinión pública de allí donde Mas no quiere que fije la vista.
Ahora bien, dada la delicada situación de las finanzas catalanas, provocada por la imcopetencia de los gobernantes catalanes de los ultimos años, especial mencion para el señor Montilla, ya saben, ese catalán de Córdoba con más seny que Rafael de Casanova, no parece apropiado que pretendan gestionar un mayor porcentaje de los impuestos que recaudan. Entre otras cosas a discutir, sencillamente no han hecho méritos para ello. Si un señor al que usted le ha dado unos recursos para un ejercicio y al finalizar el mismo, ha hecho un uso deficitario de los mismos, más de lo recomendable, le incrementaria la dote si así se lo pidiera? Me parece a mí que no, o por lo menos, no sería lógico. Pues esto es lo que pretende el Govern catalán, recibir más dinero del Estado. Así que como decía uno de los refranes predilectos de mi profesora de Arte e Historia, contra el vicio de pedir, la virtud de no dar.
Y lo de la independencia tantas veces vociferada ayer, viene muy bien como atrezzo y medida de presión, y para que la gente desfogue en un día de fiesta, que por otro lado lo necesita como algo que cada vez resulta más complicado, comer. Porque a la hora de la verdad, si hubiera que decidir entre Catalunya lliure o Cataluña a secas, muchos de los que ayer gritaban libertad, entonarían de buen grado el Yo Soy Español que tanto hemos coreado desde que aquella noche en Viena el Niño Torres comenzara a escribir la historia de un equipo de leyenda.

PENSIONISTAS AL RESCATE

Aquellos chiquillos que jugaban al trompo cuando Alemanía y los aliados jugaban a la guerra, han venido al rescate. Vivieron una infancia llena de escaseces y colmada de penurias, en aquella España lúgubre de los cuarenta que comenzaba el más triste capítulo de su reciente Historia, y en la que los Reyes Magos tan sólo podían parar sus camellos a las puertas de las casas de unos pocos privilegiados cuyos progenitores podían permitirse el lujo de escribir por Navidad a sus Majestades de Oriente. El resto se ahorraba el viaje a la oficina de correos ya que no tenían ni para papel y lápiz. Esos críos, muchos de los cuales supieron lo que es pasar necesidad, sensación que no olvidarán por mucho y muy bien que vivan, son los que están evitando que muchas familias españolas pasen por el calvario que ellos sufrieron antaño. Gracias a los ahorros de los pensionistas, sus hijos aún pueden poner desayuno, almuerzo y cena en sus mesas, lo de merendar empieza a quedar para el recuerdo; los recibos de la luz, el agua y el gas no se devuelven de los bancos, y muchos hogares hipotecados se están salvando del embargo, por fortuna para la banca española, aíta ya de tanto activo tóxico, y que tiene en los pensionistas a sus mejores gestores de morosidad. Soy bancario, así que puedo dar buena fe de ello.
Los pensionistas españoles están dando una lección de generosidad tan impresionante que pasarán, años no, décadas, y no tendremos suficiente tiempo para agradecerles los desinteresados servicios prestados a sus necesitados vástagos en un momento tan delicado. Me gustaría ver cómo reaccionarían los egoístas miembros de mi generación si sus descendientes, y Dios no lo quiera, algún día se vieran envueltos en una crisis de similares dimensiones catastróficas. Me da que no se comportarían de una manera tan loable y ejemplar. Y es que, en tan extraordinario comportamiento, mucho tiene que ver la católica educación que recibieron desde pequeños donde la familia es lo primero, y que hoy queremos erradicar de las aulas al grito de Vade, Retro!. Con ellos no pueden ni el copago, ni los inevitables achaques de la edad ni los recortes sociales causados por una mala administración de los recursos públicos que cada día que pasa amenazan más y más a sus merecidas pensiones. Están hechos de otra pasta, aunque la pasta que amasaron en sus cartillas de ahorro cual hormiguitas a lo largo de sus esforzadas vidas laborales, se la estén comiendo los continuos agujeros que tienen que tapar en las maltrechas economias domésticas de unos hijos que llevan demasiado tiempo en el paro.
Que ha llegado Septiembre y con él la subida del IVA que nos hace más pobres, no pasa nada, ahí están los pensionistas para echar los capotes que hagan falta. Ya quisiera José Tomás lidiar con la misma valentía que derrochan sobre el ceniciento albero de la crisis los Niños de la Posguerra. Si termina llegando el manido rescate tantas veces anunciado de la economía española y logramos, después de años de penuría, salir del túnel, que nadie eche al olvido la ingente labor que está desarrollando la tercera edad española, a la que habría que poner un monumento en cada plaza. Son demasiadas tardes mereciendo salir a hombros por la puerta grande.