sábado, 2 de abril de 2011

HABEMUS PATO COJO

Ríos de tinta han corrido ya por todas las páginas de la prensa escrita nacional y por buena parte de la extranjera desde que el pasado sábado el peor presidente del gobierno que ha tenido nuestra joven democracia anunciara que no será candidato para las elecciones generales del año que viene. En los Estados Unidos cuando un presidente anuncia que no se presentará a las próximas elecciones presidenciales, se le llama con el mote de Lame Duck, que significa Pato Cojo en la lengua de Cervantes. La cojera del pato Zapatero era cuestión de horas, ya ni de días. Los pesados pesados de la calle Ferraz le han dicho que con él no serán nada, pero que sin él todavía podrán seguir siendo algo, y han despejado una incógnita tan fácil de descifrar como en su día lo fue la equis de los GAL. Le han dicho que no le quieren, y cuando no te quieren ni en tu casa, mal asunto. Dice que no se presentará el año que viene por el bien de España, y no se lo cree ni él. Si pensará en el bien de su país y tuviera sentido de Estado, algo que no ha demostrado nunca, el mismo sábado habría disuelto las Cortes y convocado elecciones generales para antes del verano. Loro viejo no aprende a hablar, y menos a ser estadista. Agotará la legislatura para ganar tiempo para las primarias de su partido y para sí mismo, pues para el socialismo siempre ha sido más importante la democracia interna que la externa por la que se rigen los españoles, algo que no debería pillarnos de sorpresa a estas alturas dada la reciente historia del partido del puño y la rosa. A ver en qué jaula logra encontrar cobijo este pájaro leonés de mal agüero.
Los españoles de bien respiramos aliviados al saber que no se presentará a las próximas generales, al fin se nos levanta el castigo, si bien los que él ha colocado a su vera estos últimos siete años, se les está acelerando el pulso al conocer que quién los puso dónde están, acaba de fallecer políticamente hablando y que tienen, quién sabe si hasta el próximo marzo, poco tiempo para frotar las espaldas de los presidenciables, pelota que deben votar con sumo tino para no equivocarse a la hora de dar forraje al que creen caballo ganador.
Recibimos el certificado de defunción política de un político, que dicho sea de paso, se va a marchar por la puerta de atrás sin haber perdido ninguno de los comicios a los que se ha presentado como candidato. Curioso detalle. Este presidente que lo fue por accidente, llegó a la Moncloa a lomos de los trenes de la muerte de aquel once de marzo de infausto recuerdo, en un clamoroso e infame golpe de estado que dejó en pañales la intentona de Tejero y sus compinches, y gracias a la complicidad de aquellos miembros de su partido que violaron impunemente la jornada de reflexión previa al 14 de marzo de 2004, con el recordado pásalo.
En su primera legislatura, nada mas aterrizar, le dio una patada sin mediar palabra en toda la entrepierna a la mayor potencia mundial e histórico aliado de España ordenando la retirada de las tropas de Irak. Agradecido como debía estar a los islamistas que lo hicieron presidente, se sacó de la manga la chorrada de la Alianza de Civilizaciones. Se encontró un Estado con las arcas llenas gracias a un modelo económico basado en la especulación del suelo y del ladrillo, y se dedicó a despilfarrar esa herencia con políticas sociales sesgadas para agradar a minorías afines. Y cuando la teta de la gran vaca que heredó se quedó seca a finales de 2007 al enfermar de crisis, culpó de su sequedad al gobierno de Aznar, cuando tuvo la cigarra tres preciosos años para reformar ese modelo productivo basado en dos pilares, construcción y sector servicios. No lo hizo, se pegó la gran bacanal y después quiso pasarle la cuenta al Partido Popular. Cuando el paro comenzó a crecer en noviembre de 2007, síntoma de que la tan temida crisis que todo el mundo vaticinaba por desgracia nos pegaba a la puerta, salió a los medios sin vergüenza torera para decirnos hasta la saciedad que no pasaba nada, que eso de la crisis era invención del contuvernio neoconservador que queria desestabilizar su gobierno. Y si Pedro negó hasta tres veces al Maestro, Zapatero lo hizo hasta la saciedad con la crisis, palabra que se negaba a pronunciar por mero interés electoral para no perjudicar su candidatura a las generales de marzo de 2008, y que una y otra vez él y su ministro Solves sustituían por el eufemismo de la desaceleración. Una vez que ganó las elecciones, la palabra crisis volvió al vocabulario socialista como llega la primavera que todo el mundo sabe que ha venido pero nadie sabe como ha sido. Negoció con los etarras la rendición del Estado de Derecho a sabiendas de que si conseguía acabar con ETA se perpetuaría en el poder, pasando a la historia como el presidente que terminó con el terrorismo, y así tener legislaturas para culminar el gran objetivo de este individuo desde que alcanzó el poder, que no ha sido otro que instaurar la III República en nuestro país, para lo cual ya puso los cimientos con la innecesaria reforma estatutaria que emprendió sin la demanda de la ciudadania ni el consenso de la inmensa mayoría del arco parlamentario, sólo y exclusivamente para satisfacer las hambrientas fauces de las hordas nacionalistas que nunca tienen bastante, garantizándose su apoyo en el congreso de los diputados en caso de que fuera necesario.
Cuando esta legislatura torne a su fin se irá el dirigente que más y mejor ha servido nunca a los intereses de su partido y de su persona, y el que menos y peor ha servido al interés general de España y los españoles. Tiene la gran suerte de no dirigir los destinos de uno de esos paises árabes con los que tanto gusta aliarse, ya que si así fuera, haría tiempo que estaría escondido en el exilio con la cabeza tasada en millones de dolares, en el caso de que hubiera podido conservarla pegada al cuerpo.

2 comentarios:

  1. Caramba Juan Antonio, has hecho un análisis profundamente interesante, que merecer leerse varias veces. Creo que España ahora tendrá más confianza en sí misma; y tendremos que arrimar el hombro todos. España, es un país de grandes retos que ha sabido salir de crisis por muy profunda que hayan sido. Te felicito, jnf.

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