Una calurosa madrugada de agosto
alumbraste mi vida entre sollozos,
nueve meses en tu vientre,
y toda una vida para quererte.
Madre solo puede haber una,
y por ser única, no te comparo,
para mi eres el consuelo, el cariño,
por siempre mi dulce amparo.
Atenta y prudente,
abnegada y displicente,
por el fruto de sus entrañas,
daría la vida sumisa y obediente.
Cuantas noches en vela,
mecidas al son de una nana,
entregando sonriente su vigilia,
a cambio de que su niño soñara.
Gracias por haberme hecho hombre,
gracias por parirme, por criarme y educarme,
gracias por consentirme y mimarme,
gracias por ser mi madre.
domingo, 6 de mayo de 2012
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