viernes, 8 de marzo de 2013

DECLARACION DE AMOR

Les confieso que soy un enamorado de la mujer. Muchas personas al escuchar esto me tacharían de mujeriego y nada más lejos de la realidad. Para un mujeriego, una mujer es poco más que un objeto del que servirse, y para éste que les escribe, la mujer es el ser más complejo e interesante que existe sobre la faz de la tierra, por el que reconozco predilección y hasta una particular devoción. 
Con independencia de mi condición heterosexual, que hace que me sienta atraído por la belleza femenina, declaro mi amor por la mujer, por el simple hecho de ser tan distinta al hombre. De esa bendita diferencia, que muchas mujeres tratan de erradicar asumiendo roles masculinos que nada les favorecen al deteriorar su feminidad, nace el amor que siento por ellas. Un sentimiento que ha ido madurando en mi interior desde mi mas tierna infancia, y que hoy declaro sin ningún tipo de rubor. Y esa diferencia que tanto aprecio, y que a determinados hombres molesta hasta el punto de llegar a coquetear con la misoginia, para mí resulta fascinante, porque, aunque no pueda negar que a veces llegue a desconcertarme, casi siempre acaba por sorprenderme. Sobre todo si tengo la posibilidad de relacionarme con las mujeres independientes, cultas y preparadas de mi generación, capaces de tutear al hombre que se les ponga por delante. Como me gusta llamarlas, las Mujeres del Siglo XXI.
Gracias a su tesón y sobre todo a su capacidad de trabajo, superior a la media masculina, y quien diga que los hombres son mas trabajadores que las mujeres, quiere decir que ha compartido escasas horas de trabajo con el sexo femenino, la Mujer del Siglo XXI ha ido escalando peldaños para lograr situarse en el lugar que le corresponde en la sociedad de hoy, sin renunciar a ejercer el papel más maravilloso que toda mujer pueda interpretar, que no es otro que poder traer a un ser humano a este mundo. Y además muchas de estas profesionales que a la vez son madres, por ser esposas de maridos educados en el apolillado machismo, tienen que ocuparse de las tareas del hogar casi en exclusiva, como si el género femenino estuviera mejor dotado de aptitudes para los quehaceres domésticos, como mucho trasnochado aún piensa cuando dice aquello de "eso son cosa de mujeres", escuela que cada día cuenta con menos seguidores gracias a la educación en valores de respeto e igualdad, impartida en los centros de enseñanza desde que llegó la democracia.
Cierto es que aún queda mucho por trabajar para conseguir que mujeres y hombres convivan en plena igualdad de oportunidades, sobre todo en el terreno laboral, pues existen determinadas profesiones casi vedadas para las mujeres, a las que les resulta muy complicado acceder, siendo a veces discriminadas por el solo hecho de haber nacido sin nada que les cuelgue entre las piernas, a pesar de estar perfectamente cualificadas para el puesto de trabajo que demandan. En muchas entrevistas de trabajo, a veces sería más beneficioso para la empresa que el seleccionador de personal fuera ciego y sordo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario