viernes, 15 de marzo de 2013

SENCILLAMENTE FRANCISCO

La fumata blanca no quiso hacerse esperar, y en el segundo día de Cónclave se elevó al cielo de Roma para anunciar la elección de un nuevo Papa. Como ocurriera hace ocho años con el emérito Ratzinger, el cardenal jesuita Jorge Mario Bergoglio no aparecía como favorito en ninguna de las quinielas que los medios de comunicación han venido realizando desde la renuncia de Benedicto XVI. Con respecto a su predecesor en el cargo, el Papa Francisco, que así es como ha decidido bautizarse sin aditivo numérico, está mostrando una serie de diferencias desde el minuto uno.
En las cuarenta y ocho horas que tan solo lleva como Obispo de Roma, este argentino forofo del futbol, que dice no haberse perdido un partido del San Lorenzo de Almagro desde 1946, ha demostrado que su persona alberga dos virtudes que no han pasado desapercibidas para nadie, y que le han permitido a su Papado arrancar con buen pie. La sencillez y la cercanía brillan en este anciano de setenta y seis años amante del tango, que con solo veinte, sufrió la extirpación de la parte superior de su pulmón derecho. Aún así, parece ser el tipo de persona que goza de una mala salud de hierro.
Espero que el Papa Francisco sea capaz de afrontar el complicado reto de transformar la Iglesia para poder adaptarla a la nueva realidad que la sociedad vive, ante la que no debería seguir de espaldas por mas tiempo. Y deseo que su prioridad principal sean los millones de personas que viven bajo el yugo de la pobreza a lo largo y ancho de este mundo, en el que, debido a la crisis del sistema capitalista, las desigualdades no paran de acentuarse por culpa de la destrucción de empleo que no cesa de cobrarse victimas en todas las economías del orbe. Ojalá pueda pasar a la Historia como uno de los Papas que más hizo por calmar la sed al sediento, y el hambre al hambriento. De momento, los detalles que nos ha dejado invitan al optimismo. 

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