sábado, 5 de junio de 2010

EL AMOR PASIONAL

En mi humilde opinión existen sólo tres tipo de amor, el amor pasional, que es el amor de pareja, el amor fraternal, y el amor paternal. El resto no son amores, son adoraciones idólatras como por ejemplo el amor platónico que pueden bordear la patología psíquica, en el que la persona que lo sufre sólo ve una imagen, aunque ella misma no se dé cuenta. Si estuviera enamorada de una estatua de mármol, daría exactamente lo mismo.
Parémonos un poco a reflexionar en estas breves líneas sobre el primero de ellos, el amor pasional, aquel que fluye del deseo sexual que sentimos por otras personas del mismo o de distinto sexo, y como del deseo es hija la pasión, vital para este tipo de amor, pues sin pasión no puede haber amor entre dos personas que mantienen una relación de pareja, con independencia de que se conviva o no, y la convivencia, queramos o no, siempre es nociva en mayor o menor medida para esos dos pilares básicos sobre lo que debe sustentarse buena parte de toda relación de pareja. Sin ellos, deseo y pasión, masculino y femenino, fíjense, por mucho respeto, dialogo y buen rollo que pueda haber entre dos seres humanos, jamás habrá amor, habrá amistad, y si viven juntos serán dos ideales compañeros de piso, pero nada más, aunque practiquen el sexo con cierta frecuencia más para contentar al prójimo que para contentarse a sí mismos, habiendo incluso veces en las que pueda traer más cuenta, o hasta pueda preferirse, practicar en soledad el amor propio e individual que tanto placer proporciona una buena masturbación. Llegados a este punto es recomendable procurar que perdure una bonita amistad, y enterrar el cadáver de la relación antes de que el hedor lo pudra todo y acabe convirtiendo a esos dos seres humanos en enemigos íntimos.
Cuando uno empieza a salir con alguien, y llegado el momento, tras el necesario periodo de conocimiento elemental de la otra persona, siente que Cupido le ha perforado la patata con la certera puntería que acostumbra, debe concienciarse que amar significa estar dispuesto a darlo todo siempre sin esperar nunca nada a cambio. Ése y sólo ese es el verdadero sentido del amor, válido para cada una de sus tres versiones.

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