viernes, 6 de enero de 2012

BOGANDO EN GALERAS

La fiesta terminó. Se acabó el champán, y el turrón, los mantecados, y el resto de dulces que nos alegran las papilas gustativas cada Navidad, quedarán en las despensas para hacer más llevadores los rigores de la empinada cuesta de Enero que hoy se inicia en cada hogar malagueño. Los Belenes, los Nacimientos y los árboles de la navidad pagana, con los que hemos decorado los salones de nuestras casas para llenarlos, aunque solo haya sido por un par de semanas, de luces, nostalgia e ilusión, muchísima ilusión, plegarán velas y dormirán el sueño de aquellos justos que siempre se merecerán volver a nuestras felices o desdichadas vidas, según el ciclo que nos toque, en las fechas previas a la celebración de la Natividad del Señor.
Ha llegado la tan indeseable Cuesta apellidada de Enero, y a amarrarse los machos tocan. Es tiempo de economizar, y de que los grandes economistas que habitan en muchas familias, saquen sus capotes y le demuestren a este resabiado morlaco llamado Crisis, todo el arte que atesoran para saber administrar las pequeñas economías domésticas, que son la base de la Teoría Económica que estudia la Microeconomía, dedicada a la observación y el análisis del comportamiento de los pequeños consumidores. Nuestros relojes esta mañana nos marcan la hora de saber gastar menos de los pocos o muchos ingresos que, en cada casa, entren por las puertas cada final o primero de mes. Ese presupuesto de gastos, hay que saber ordenarlo por prioridades para satisfacer, en primer lugar las necesidades básicas, y el resto de la renta disponible que nos sobre, que no será mucha, destinarla a ahorro o a ocio en función del coste de oportunidad que para el consumidor tenga, cada uno de esos dos destinos.
Esta cuesta es un despiadado repecho que para poder coronarlo, nos van a hacer falta hasta los gemelos del gran Perico Delgado, habida cuenta de los grados de pendiente que no tenemos más bemoles que subir a golpe de sufridas pedaladas, marcadas por el ritmo de nuestros resignados riñones, y cuidado con las curvas, porque este puerto de montaña de primerísima categoría, tiene cuajado el camino hasta su meta, de terrorificos terraplenes por los que si te despeñas, ya pueden tus amigos ir arreglándose para velarte en cualquiera de las salas de nuestro bellísimo Parcemasa. El objetivo consiste en que el bolsillo llegue sano y salvo al Primero de Febrero. Así que ánimo, y a pedalear como si estuvieramos bogando en galeras.

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