viernes, 8 de febrero de 2013

VALIENTE SAN VALENTIN

Para pocas flechas está Cupido. De los recortes no se libra nadie, y el Angel del Amor no iba a ser menos. Así que si tienes la suerte de estar enamorado y ser correspondido por una persona que merezca la pena, mejor para tí. Y mejor para el querubín, un corazón menos que partir. Que no saben ustedes cómo se ha puesto el kilo de flecha.
El 14 de febrero, si nada ni nadie lo remedia, los enamorados celebrarán su gran día. Siempre he pensado que esta fiesta fue creada por el comercio y la hostelería, para animar las ventas tras la agónica cuesta de enero en la que solo se consume lo necesario para poder llegar al día 31, sin que tengamos síntomas de desnutrición. Si es de los que deja todo para última hora y aún no ha reservado mesa para cenar el jueves por la noche, no sé a qué espera, pues aunque no tengamos ni para dos de pipas, siempre nos quedará liquidez, aunque sea de plástico prestado, para pegarnos un merecido homenaje con el pariente o la parienta, donde sea menester. Que una noche es una noche. Y por una vez al año, que uno se ponga romántico, tampoco le va a hacer daño.
Frenética es la actividad estos días en las floristerías, que no dan a basto esta semana con tanto encargo de tanto enamorado que anda por ahí suelto, y en las perfumerías, las féminas agotan las existencias de las fragancias con la leyenda pour homme, a ver si al menos sus enamorados huelen como el maromo del anuncio, porque lo de saber ya es otra cosa. Por mucho que el mono se perfume, mono se queda.
Todo sea por pasar una velada de lo más romántico, aunque la tarde antes hayas estado discutiendo con tu pareja, como siempre, por algo que no tiene la menor importancia, y os hayais pasado la noche antes durmiendo espalda contra espalda. No pasa nada, el día 14 de febrero, desde que amanece, todo es de color de rosa. Hasta le insistes al del restaurante para que te de la mesa en el rincón más apartado e íntimo del local, donde la luz sea más tenue. Y que procure decorarla con una velita que ayude a crear un ambiente de lo más romántico, que contribuya a crear un universo aparte para solo ser compartido con la pareja. 
Y hasta te preocupas de que el establecimiento tenga música en directo interpretada por algún pianista que tocará los clásicos de los mas grandes cantantes románticos, y muy gustoso hará bises si alguna comensal, a los postres, le pide que vuelva a tocar aquella melodía que ambientó aquel momento en el que su marido le pidió que se casara con ella, no hace hoy tanto tiempo, aunque ahora les parezca una eternidad. 
Brindarán los enamorados por su amor y por la dicha de haberse conocido, si bien la experiencia de la convivencia a muchos les haya matado el misterio, al haberles hecho descubrir que aquellos príncipes o princesas, tienen más sangre anfibia en sus venas, de las que podían imaginar cuando se las prometían felices en aquellas lejanas y cálidas tardes de noviazgo.

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