viernes, 21 de junio de 2013

CAMBIO DE ESTACION

A las siete y cuatro minutos de esta mañana, madrugaba el verano para hacer su esperada y triunfal entrada en el calendario, jubilando así a una de las primaveras más desagradables que nuestra piel de toro recuerda. Ahora solo falta que tenga suerte, pero a muy poco que se ponga, seguro que al final dejará mejor recuerdo que la estación que termina. Que haya sido madrugador ya es buena señal, a ver si Dios le ayuda. 
No ha sido una primavera fácil. Lluviosa, fría y desapacible como muy pocas hemos tenido la escasa fortuna de padecer en los últimos años, su marcha se ha hecho de rogar. Prueba de ello son los acontecimientos que han tenido lugar durante su ultima semana de vida, y que han provocado que todos deseáramos con ardor la llegada del viernes, y con él la venida del estío.
Entre todos estos acontecimientos, destaca uno por encima del resto por lo que tiene que ver con la ciudad de Málaga y los malagueños. El lunes nos desayunábamos con la sorprendente noticia de que el Hospital Carlos Haya, sí, "Carlohaya", como se le conoce en Málaga, dejará de llamarse así para tomar el nombre de Hospital Provincial de Málaga , al menos por el momento en todo lo concerniente a la Consejería de Salud de la Junta, ya que tendrán que pasar décadas para que desaparezca del vocabulario popular malagueño, el nombre y el primer apellido del piloto vasco que sirvió en la aviación del ejercito nacional durante la guerra incivil, y que falleció al ser derribado su avión en la batalla de Teruel el 21 de febrero de 1938. Debate ideológico aparte sobre lo acertado o no de la eliminación de símbolos y nombres relacionados con el régimen franquista y la referida guerra incivil que le precedió, en el que no pienso entrar porque no me da la gana y porque a mí lo que me importa realmente de un hospital público pagado por los impuestos de los andaluces, es cómo se gestionan esos recursos públicos para que la asistencia y la atención sanitarias recibidas por los pacientes sean las mejores posibles. Andar perdiendo el tiempo y el dinero de todos en cambios de nombres que a nadie importan salvo a cuatro políticos de chichinavo cuyo único objetivo es hacerse notar, y que parezca que se merecen el sueldo que cobran a final de mes, recordemos pagado por los impuestos confiscados a los andaluces, me parece una irresponsabilidad tremenda. La de cosas que hay que arreglar en la sanidad pública andaluza, para que nuestros gobernantes se dediquen a otros quehaceres que a la gran mayoría, ni nos va ni nos viene.
Pues bien, el desatino este no ha podido ser mayor. Y les cuento por qué. La buena nueva es pronunciada a los cuatro vientos y sin cortarse un pelo, por la consejera de Fomento de la Junta, Elena Cortés, en una asamblea de su partido celebrada el domingo en Bormujos, bello municipo de la provincia de Sevilla. Como ven el esperpento es de traca. Una consejera, que no es la de Salud, en un acto de partido, fuera de horario laboral de gobierno, se toma unas competencias que no le corresponden, y encima, un asunto que afecta a Málaga se anuncia en un pueblo de la vecina Sevilla, para nuevo ninguneo de nuestra capital de provincia. Y a todas estas, el personal del centro sanitario y su equipo directivo a la cabeza salen diciendo que no tienen constancia del cambio de nomenclatura y que se han enterado por la prensa, como cualquier hijo de vecino. Ni en las peliculas de los Hermanos Marx podemos encontrar escenas tan absúrdamente cómicas como ésta, que invitan a la risa por no querer caer en el llanto desolado. Esta mamarrachada, como otras tantas paridas por el ingenio de la izquierda más aviesa y radical que se atrinchera tras las siglas de la coalición Izquierda Unida, es el peaje que el presidente Griñán nos hace pagar a todos los andaluces, a los que le han votado y a los que no, para poder seguir aferrado al poder una legislatura más. Todavía quedan casi tres años de este pacto de gobierno que se gestó con la idea de evitar que la fuerza política más votada de las pasadas elecciones autonómicas, el Partido Popular, gobernara en Andalucía. Así que pónganse cómodos, porque nos queda peli para rato, y un rato mala, todo sea dicho.
Queridos camaradas de Izquierda Unida, la Historia hay que conocerla, para que no vuelva a repetirse. Pero también hay que superarla. A ver si dejan ya la política del retrovisor, porque de tanto mirar para atrás, además de la torticolis que van a coger, lo más probable es que se la acaben pegando y bien gorda. Y lo peor no es que se la peguen, que eso es lo de menos, lo peor será como siempre que los gastos del taller los terminaremos pagando todos los andaluces, como está mandado en esta democracia de parvulario. Que viva el verano, porque ya tendremos tiempo de aborrecer la llegada del estío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario