viernes, 30 de agosto de 2013

AL FIN TE VAS

Se marcha hoy pero cumplirá su promesa de regresar cuando el 31 de julio de 2014 sea historia. En estos precisos instantes, las manecillas del reloj marcan las ocho y diez minutos de la mañana, por lo tanto, quedan casi 16 horas para que el puñetero mes de agosto se termine, y con él se acabarán todas las penurias que padecemos los que no tenemos la dicha de, primero disponer de vacaciones durante estos treinta y un días, y segundo, contar con el suficiente dinero ahorrado que te permita largarte a algún lugar donde se respire algo de tranquilidad, y no la asfixiante atmósfera que uno debe aguantar por donde quiera que vaya. 
Laboralmente hablando, en la Málaga de mis amores y pasiones, el octavo mes del calendario, que debe su nombre al emperador romano Octavio Augusto, dura hasta la víspera de la Feria, es decir, que si quitamos los fines de semana que son dias no laborables para la mayoría, Agosto son diez días mal contados y peor trabajados. Porque en cuanto a la actividad profesional se refiere, llegada la Fiesta Más Cutre del Sur de Europa, la inmensa mayoría de los empresarios y autónomos que declaran su domicilio fiscal en la Ciudad del Paraíso, desaparecen de la faz de la tierra como si hubiesen sido abducidos por alguna suerte de fuerza alienigena. Es más fácil que te toque el cuponazo de los viernes, que te coja el móvil el gerente o apoderado de una empresa a partir del primer sábado de nuestra Fiesta Grande. Y aún así, como uno es empleado por cuenta ajena, lo sigo intentando no con la intención de alcanzar el éxito en mi cometido, sino para que mi superior vea que hacemos algo más que mirar al techo en ausencia del jefe y del noventa y nueve coma nueve por ciento de la clientela. En los catorce años que llevo cotizando a la Seguridad Social como trabajador de la misma firma mercantil, no he conocido un mes más aburrido para perder el tiempo de ocho a tres de la tarde. A mi corto entender, considero que lo único bueno que tiene trabajar durante estos días es la posibilidad de concertar citas para septiembre con clientes particulares, pues como he referido antes, puedes olvidarte de contactar con los representantes del tejido empresarial malagueño.
Por lo que respecta al resto de horas que no dedicamos a la vida laboral, lo mejor que puede hacerse, es salir de casa solo y exclusivamente para lo imprescindible. Todo los destinos que no sean gimnasios, supermercados y urgencias públicas o privadas, deben quedar automáticamente descartados en nuestra agenda de ocio. Si decides ir a la playa, a ver si tienes bemoles de encontrar cuatro metros cuadrados de arena libres para poder tender tu toalla bien estirada sobre ella. Bueno, podría conseguirse si abres la playa llegando el primero después de que el despertador te haya sacado de la cama a la misma hora de cualquier dia laboral, siendo sábado o domingo. Si deseas almorzar o cenar en cualquier establecimiento hostelero, ya sea chiringuito, bar o restaurante, a ver si tienes lo que hay que tener para no esperar media hora como mínimo antes de que te acomoden en una mesa, para luego sufrir la mala cara del mal profesional que te atienda, y la pésima cocina que no suele estar preparada para tanto comensal junto al mismo tiempo. Queridos lectores, le temo al mes en el que celebro mi cumpleaños, más que a una vara verde. Y como verde es el color de la esperanza, esperando estoy que llegue Septiembre. Séptimo mes del calendario romano, te imploro que vengas pronto a rescatarme. En quince horas hay tiempo suficiente para hacer muchas tonterias...

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