domingo, 8 de junio de 2014

ORGULLO Y SATISFACCION

Nacido al calor de los pechos que amamantaron a Rómulo y Remo, vino al mundo una Noche de Reyes en la Ciudad Eterna, un niño que por capricho del destino, y por la generosidad y grandeza de su padre al que muchos llamaban "El Rey de los Rojos", entre otras cosas por "lo bien" que sintonizaba con el régimen fascista del general Franco, acabo convertido en el rey de todos los españoles. Para carecer de vocación para la insigne labor, según dicen los entendidos en la materia, Don Juan Carlos lo ha hecho de cine, y no precisamente porque tuviera percha en sus años mozos para encarnar el papel de galán en alguna de aquellas películas llamadas "españoladas" de manera despectiva por la propia crítica patria, ya sabemos que pisamos tierra cainita, sino por la pericia con la que supo llevar el complicado tránsito que nos permitió pasar de la dictadura hacia la anhelada democracia. De entre todas las princesas europeas en edad de merecer y de contraer matrimonio con algún heredero de las monarquias que aún persistían en el Viejo Continente, Cupido quiso con su certero tino que se quedara prendado de una joven griega de nombre Sofía, que significa sabiduría, hija del rey Constantino de Grecia, que fue educada desde la cuna para ser una esposa abnegada, madre de sus hijos, y una reina ejemplar como pocas guarda la Historia en su memoria. Con Sofia de Grecia, nuestro rey se aseguraba fidelidad y lealtad hasta la muerte.
Tras ser coronodo rey un 22 de septiembre de 1975, cuando este que les escribe no era más que un óvulo fecundado recién acomodado en el útero de mi madre, Don Juan Carlos se entregó a la titánica tarea de ganarse el favor de una clase política que aún no existía como tal, sin perder la lealtad de los principales mandos del ejercito español. Más pronto que tarde, consiguió ganarse el respeto, la confianza y hasta la admiración de los líderes de las diferentes fuerzas póliticas, consiguiendo que un republicano como Santiago Carrillo, llegase a declarar "soy juancarlista". En ello influyó de manera determinante la acertada elección de Adolfo Suarez como presidente del gobierno tras finiquitarse el franquismo en la Carrera de San Jerónimo con el adiós de Arias Navarro. Con Sofía en casa, Adolfo en la Moncloa, y Don Torcuato Fernandez-Miranda como fiel estratega en la sombra, el exito de la empresa era cuestión de tiempo, y un 15 de junio de 1977 la democracia llegó a España de la mano de las primeras elecciones generales, que confirmaron la presidencia de Suarez. Ya solo quedaba rematar la Constitución, y con su aprobacion en referendum el 6 de diciembre de 1978, esa democracia de hecho que ya existía, se convirtió en una democracia de derecho.
Creo que el momento que ha escogido el rey para anunciar su deseo de abdicar en la persona de su hijo Felipe, es el adecuado, sobre todo después del aviso dado a navegantes por los comicios del pasado 25 de mayo. En el Congreso, los partidos constitucionalistas leales a la Monarquia garantizan la mayoria suficiente para asegurar la continuidad de la institución como figura máxima del Estado. Con su decisión, Don Juan Carlos sí que lo deja todo atado y bien atado, y no como en su día vaticinó el Caudillo. Visto lo visto, qué malo tuvo que ser el marido de "La Collares" haciendo nudos...Pues haber esperado más tiempo no habría sido acertado, ya que en estos momentos no son pocas las dudas que se ciernen sobre cual sera el resultado de las proximas generales, para las que tan solo quedan menos de dieciocho meses.
Como hijo de la democracia que soy, pues nací un 25 de agosto de 1976, en plena Transición, solo puedo mostrarme eternamente agradecido a un Monarca cuyo reinado ha supuesto el mayor periodo de paz, prosperidad y concordia que los españoles hemos podido disfrutar a lo largo de nuestra Historia. De corazón, me llena de orgullo y satifacción haber sido subdito de un rey como Juan Carlos I. Viva el Rey. Viva España.

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