viernes, 25 de noviembre de 2011

EL CREDITO DEBE FLUIR

Como buen economista, no dejo de hacerme suposiciones. Los grandes teóricos de la Economía cimentaron sus tratados e hipótesis partiendo de un determinado supuesto que daban por hecho. Perfecto, como todo el mundo sabe, Mariano Rajoy cuenta los minutos, no las horas, para coger por los cuernos a este resabiado toro de la crisis, toma de posesión que todos tenemos la sensación de que se está retrasando más de lo debidamente necesario por culpa del protocolario guión que debe seguir el traspaso de poder en nuestro país, y que, no les quepa duda, Zapatero procurará estirar hasta su máxima tensión legal, para desgaste del nuevo presidente electo. Pues bien, supongamos que decide, a petición, todo parece indicar, de Rato, crear un "banco malo" para sanear el intoxicado sistema bancario español. Arriesgado supuesto de partida, ya que por los mentideros de la prensa salmón, se comenta que en Génova hay división de opiniones al respecto.
Pero como creo que Rajoy es un hombre con sentido de Estado, y espero que antepondrá el interés general de su país y el de todos y cada uno de los españoles, a su interés personal y el de su partido, pues acepto este barco como animal de compañía. Fenomenal, ya tenemos creado ese "banco malo". Que a nadie le pille de sorpresa ni se rasgue las vestiduras ni se lleve al engaño, este nuevo banco público tendrá un coste fiscal para los contribuyentes, que se materializará en la reforma del IRPF, en concreto para incrementar su presión fiscal evidentemente, ya que es en esta figura impositiva, donde reside el principal silo recaudatorio de la Agencia Tributaria. Y esa subida del IRPF vendrá acompañada del consiguiente incremento del IVA, claro está, el segundo impuesto en el ranking de nuestra confiscación, que no recaudación, fiscal. Ya hemos pagado los españoles, ahora, dirán ustedes, que pague la banca, porque si decidiera Mariano aplicar la ley del embudo, sabría a la perfección que estaría lanzándose de cabeza a una piscina vacía. La banca debe pagar y bien pagado el saneamiento de los activos tóxicos que lastran sus balances, y con ello sus cuentas de resultados y por lo tanto su solvencia. Y me preguntarán, cómo le hacemos pagar a la banca ese servicio público de limpieza? Tomen buena nota.
Si yo fuera Mariano, vean que no paro de suponer, aprovechando mi enorme mayoría absoluta, por Real Decreto eliminaría las cláusulas de suelo de todas las hipotecas para compra de vivienda que existan vivas, con independencia de la fecha en la que se elevaron a escritura pública, liberaría de topes el plazo de amortización como ocurre en el Reino Unido, donde se firman hipotecas a cien años que subrogan los herederos, y si la edad más el plazo superan los setenta años, que intervengan los hijos como avalistas simplemente por la edad de sus padres.
Permitiría por ley que los clientes pudieran solicitar una moratoria, es decir un periodo de carencia como máximo de cuatro años, en el que solo pagarían intereses, si al estudiar la operación, se comprueba que el ratio de endeudamiento del cliente, teniendo en cuenta todas las deudas con su entidad, sobrepasa el 35% de sus ingresos netos justificados fiscalmente, para conseguir que ese ratio, una vez firmada la moratoria, no exceda del 25%.
Suprimiría las comisiones de apertura y estudio de todos los créditos, sean hipotecarios o personales, y para los créditos al consumo para compra de vehículo, establecería por ley no poder cobrarle al cliente más del doble del interés que paga por su hipoteca. Eliminaría las comisiones de mantenimiento de las tarjetas de crédito, en la actualidad, por encima de los 35 euros de media, suprimiría las comisiones de mantenimiento de las cuentas a la vista, que en nuestro sistema bancario su media anual excede de los 25 euros.
Y como aún me parece poco tirón de orejas para la banca, establecería un impuesto sobre el beneficio de las entidades bancarias del 10%, para que ese diezmo, una vez saldada la ayuda del Estado, permita aliviar a los contribuyentes con la vuelta del IRPF a sus tipos marginales de partida, anteriores a la creación de este "banco malo". Y si no se paga este diezmo, se interviene la entidad situando a un auditor del Banco de España en el consejo de administración del banco, que vele por el cumplimiento de esa obligación fiscal y hasta social, impuesta por el Gobierno. Todo esto con el único, y necesario como el comer, objeto de que fluya el crédito, porque si no fluye, no se reactivará el consumo, no se reducirá el desempleo, y en definitiva, nunca saldremos de esta jodida crisis. Ahí lo dejo.

1 comentario:

  1. Bueno mi querido Antonio, pero ¿no crees que ya es hora de revisar el método de liquidación? ¿no crees injusto que al principio sólo se paguen intereses y que la amortización sea una porquería comparado con lo que se paga? Y otra cosa más, ¿de donde sacan los cuartos los Bancos para dar créditos? porque a mí me parece que están en las últimas... No sé...

    Rafa Aldehuela

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